¡Absolutamente!

Siempre encuentro cosas interesantes en “La Petite Claudine”; esta es una de ellas. Es un enlace al sitio de Darío Gallo, “Blogicamente”. Darío ha entablado una batalla abierta a la “mente”. No, no se asusten, antes de desempolvar los cascos de papel de aluminio, esos abandonados en la última falsa alarma de una invasión extraterrestre, déjenme decirles que su guerra es contra los adverbios terminados en “-mente”, palabras kilométricas que poco añaden a cualquier oración o argumento. Suerte que hablamos español… No quiero imaginar lo que los adverbios similares deben de ser en alemán… Acá hay un ejemplo reciente de los comentarios de Darío:

Entre dos palabras, hay que optar por la más corta. Entre dos palabras cortas, es mejor elegir la más usual. Lo primero tiene que ver con aprovechar los espacios. Lo segundo, con la claridad. ¿Por qué decir “Utilizó permanentemente los golpes bajos” si se puede decir: “Usó siempre los golpes bajos” o, si no, “Usó desde el primer round los golpes bajos”. Al quitar “permanentemente” la frase da mucho más información que la primera con la misma extensión.

En muchos casos,
los adverbios terminados en “mente” pueden sacarse sin que afecten el sentido de la frase. Un recurso muy usual entre los periodistas que quieren hacer notar su precisión es escribir así: “el juez ingresó exactamente a las 9.37″. ¿Qué pasa si decimos “el juez ingresó a las 9.37″? Ganamos precisión y la contundencia sigue estando en las 9.37. 

Hay guerras que valen la pena; la de Darío Gallo es una de ellas.

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