Una de las contras de la Web es que uno se vuelve un lector mercenario–bueno, no le echemos toda la culpa a la Web, en el fondo todos somos lectores mercenarios… Mucho para leer y poco tiempo para hacerlo. Lo peor es que todo eso resta tiempo para escribir lo de uno. ¿Dónde se fue el mes de abril? No faltan ideas, pero no se puede leer y escribir a la vez. Se podrá tomar apuntes de algo que se lea, pero escribir, escribir, es una actividad excluyente. Los días pasan y las semanas se comprimen en horas.
Algo que quería escribir hace rato tiene que ver con uno de los grandes clásicos de la historia de la humanidad, el I Ching. (Si acaso viven debajo de una piedra y no saben lo que es el I Ching y porqué se considera un “clásico”, no sean vagos y busquen información) Lo que quería comentar y aclarar es lo que el I Ching no es: Un sistema que se preste o doblegue al dogmatismo. (en la primera acepción de la palabra “dogmatismo”: 1. m. Presunción de quienes quieren que su doctrina o sus aseveraciones sean tenidas por verdades inconcusas.) Por supuesto, lo malo es que siempre va a existir alguien que se va a creer que encontró la clave y la verdad detrás del I Ching y va a enseñar “su versión”, lo que él entiende como verdad. El peligro no es suyo–cada uno entiende al I Ching de una forma muy personal–sino de los que se forman a través de las enseñanzas del que así ve las cosas y las envuelve en dogmas que no existen.
Para aquellos que se quieran acercar al I Ching les tengo un consejo: si de verdad quieren aprender objetivamente, busquen sus materiales, lean a su discreción, úsenlo y formen sus propias conclusiones. Si después de unos años de estudiar y usar al I Ching (repito, “unos años”) creen que han alcanzado su límite de comprensión y necesitan avanzar en sus estudios, siempre es posible encontrar alguien que tenga más experiencia y otros puntos de vista para compartir. Traten de apartarse de los que se tildan de “Maestros del I Ching”, en cualquier lenguaje. Ellos, de por sí, no existen. Los que se auto-nombran “Maestros”, ya, desde el primer momento, están tirando por la ventana la humildad y la modestia necesaria para comprender algo del I Ching.
Con algo de vergüenza, ya que se puede interpretar como falta de modestia el mencionar años de estudio y experiencia, y para afirmar lo que estoy compartiendo, debo decir que después de unos 33 años de estudio y uso asiduo del I Ching y tener una biblioteca entera dedicada al tema, todavía siento que estoy en pañales en cuanto a comprender la vastedad de éste clásico. Sí puedo hablar y escribir extensamente sobre el tema; explicar cuanta técnica se usa para consultar al I Ching; como interpretaría personalmente las respuestas a consultas; explicar reglas y parámetros temporales; que tipo de filosofías han nacido y formado en base a él; etc., etc., pero, erudición, en el caso del I Ching, no es sinónimo con “maestría”. Así como me aplica, le aplica a todos.
A los principiantes, estén avisados y eviten caer en trampas dogmáticas.
Cambios y Reflexiones.
Encontrado en la página de don Luís Andrade el del hogar en Nueva Jersey, USA.
Me ha encantado lo que pone sobre las meditaciones y conclusiones del I Ching. Con sus 33 años de estudios y con la humildad de la modestia para intentar escudriñar el entendimiento de saber y conocer la sabiduría milenaria que contenida está en este clásico libro de los Ancestros milenarios de la China antigua.
Me ha gustado mucho la disertación.
Me ha abierto más puertas a la no obsesión patológica.
Gracias señor Luis Andrade habitante de Nueva Jersey cuna del coronel Olcott, cofundador de la Sociedad Teosófica.
Gracias amigo.
León de fuego
Estimado Luis
Estoy plenamente de acuerdo con su opinión acerca de aquellos autores que pontifican acerca del I ching y se tildan de “maestros”.
Al igual que Ud. pienso que el libro ante todo exige reverencia y humildad , cualquier intento de “interpretar” o pretender develar el significado del misterio del libro es un mero ejercicio de la razón y no hacen sino privarlo de su verdadero objetivo que es netamente espiritual.
Soy amante , devota del libro hace veinte años, siempre estoy buscando textos acerca del I ching, no puedo evitarlo , pero reconozco que salvo unos pocos textos la mayoría me decepcionan.
Me apasiona estudiar el I ching y pienso que ni toda una vida dedicada a su estudio bastaría para saciar mi interés ; sin embargo siento que la verdadera aproximación al libro no es una cuestión de conocimiento, porque a la larga esa información nos rigidiza en nuestra forma de relacionarnos profundamente con el contenido del libro.
Sinceramente siento que los verdaderos maestros del Iching ,son entidades espirituales que utilizan el libro como un instrumento vivo para comunicarse con aquellos que se entregan humilde y suavemente a su consejo.
Un saludo afectuoso
desde Chile
Andrea Rodríguez