Datitla

Diseño del libro
Y cuando
de regreso
brilló tu boca bajo los pinares
de Datitla y arriba
silbaron, crepitaron
y cantaron
extravagantes
pájaros
bajo la luna de Montevideo, entonces
a tu amor he regresado
a la alegría de tus anchos ojos;
bajé, toqué la tierra
amándote y amando
mi viaje venturoso

Pable Neruda, “Oda a las Flores de Datitla”

Miami Vice set
El domingo pasado mi hermano me manda una foto bastante críptica que acababa de tomar con su teléfono móbil. Como no entendí nada le pregunto de que se trataba y me contesta que fue tomada en Atlántida y que era parte de la escenografía de la película (foto a la derecha) “Miami Vice”, con Colin Farrell y Jamie Foxx, que se va a filmar, en parte, en Uruguay. “Ah”, le contesto. “Si, queda cerca de la casa de Neruda”, agrega él. “¿Neruda?”, le pregunto. “Si, la casa donde Neruda pasó alguna temporada”, me contesta. Y me acordé. Los años pasan y uno se olvida de detallecitos pintorescos como esos.
Atlántida es un lugar que guarda muchos recuerdos lindos para mi. Es la ciudad, a unos 40kms al Este de Montevideo, donde concurrí a la secundaria. Los inviernos en Uruguay son frios y humedos y Atlántida, que es una ciudad balnearia, es bastante despoblada fuera de la temporada veraniega. Los únicos que quedan, o quedaban en ese entonces ya que creo que hay más gente ahora, son las pocas familias que viven allí durante todo el año y que eran lo suficientemente numerosas como para ameritar la construcción de un liceo. La flora típica de la zona, casi toda de calidad perenne, llena de pinares y eucaliptus, asegura que, sin importar el frio que haga, el verde sea el color predominante durante todo el año. Paseo Neruda, Atlántida, UruguaySi, muchos recuerdos lindos de amigos y mis primeras novias. Siendo ese el caso, no puedo pensar en un mejor lugar que Atántida para que Neruda haya avivado las llamas del amor secreto que, en ese entonces y aun casado con Delia del Carril, mantenía con la que luego fuera la esposa que lo acompaño a su lecho de muerte, Matilde Urrutia. El año era 1952 y el bardo chileno, a su vuelta de Francia y de visita a Montevideo y luego a Buenos Aires, viajó en un buque en el que también venía el arquitecto uruguayo Alberto Mántaras y con el que entabló una amistad. En el buque también viajaba Matilde Urrutia, quien al llegar a Montevideo y ante la inesperada recepción de una delegación de chilenos que esperaba a Neruda en el puerto, decidió seguir viaje a Buenos Aires para disipar cualquier sospecha. Fue en esos momentos, según cuenta la historia, que Mántaras le ofreció a Neruda su casa de verano en Atlántida para que éste pasara allí sus momentos de pasión clandestina con Matilde. Invitación que aceptó con deleite y agradecimiento. Luego de separarse de Delia del Carril, Mantáras y su esposa Olga fueron invitados por Neruda a su boda con Matilde en Isla Negra, con el comentario: “Los esperamos a ustedes como testigos, hermanos y cómplices”
“Datitla” es un anagrama de “Atlantida” e inventado por Neruda para disfrazar en sus poemas el verdadero local de sus pasiones clandestinas. En el año 2002, Con motivo del cincuentenario de los hechos que llevaron a Neruda a Atlántida, la editorial chilena Sintesys, publicó el pequeño libro, de una tirada numerada y limitada a los mil quinientos ejemplares, llamado “Odas a las Flores de Datitla”. El librito, que contiene unas sesenta y poco páginas, es una mezcla de un herbario hecho por Matilde Urrutia, con la flora autóctona de Atlántida, y los poemas que Neruda escribio inspirado en los hechos que allí vivía con ella. Abajo hay una simpática nota que cuenta como el libro salió a la luz:
El Nuevo Diario — Editan un libro que Neruda hizo junto a su mujer Matilde Urrutia

Con la autorización de la Fundación Neruda, la edición fue llevada adelante por Ramiro Insunza, ahijado del escritor. “Nadie quiso antes editar una obra que resulta un canto al amor clandestino”, dice desde Chile Insunza. La historia por detrás de la edición de Oda a las Flores de Datitla merecería, pues, un libro aparte. Insunza recibió el libro en 1992 de manos de Alberto Mántaras, el amigo y confidente uruguayo que guarecía a Neruda y Urrutia en Atlántida, en los años cincuenta. En 1968, en tanto, Neruda le dio instrucciones a Mántaras para que se editara el herbario que el poeta le había obsequiado como muestra de agradecimiento por su hospitalidad. Los años pasaron, y en 1992 Mántaras viajo a Santiago para dejar en manos de Insunza el herbario. Luego, siguió un vertiginoso intríngulis editorial. “La Fundación Neruda decía que esos versos ya estaban en las Odas Elementales y tres editoriales lo tuvieron en sus manos y terminaron desechándolo, explica Insunza. Y agrega: “En el fondo el problema era que se celebrara este amor clandestino”.

Y en otra nota:
Literatura – Carátula – TERRA

El texto, dijo, es un conjunto de láminas que contienen versos y objetos recogidos en los paseos que hizo la pareja por este lugar, que había permanecido “clandestino” hasta ahora porque “el amor que refleja también es clandestino”.
Estando aún casado con su segunda esposa, la pintora argentina Delia del Carril, Neruda comenzó a vivir un intenso romance con la soprano Matilde Urrutia, a quien conoció en México en 1949, donde se encontraba exiliado cuando fue proscrito en Chile el Partido Comunista.

Lo único que lamento de todo esto es no haberme enterado antes de la salida del libro. Este se vendió como pan caliente a unos precios que oscilaban en los US$150.00. Inclusive, uno de ellos le fue regalado a Fidel Castro y al presidente chileno, Ricardo Lagos. Los cantos al amor son merecederos de posesión.

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