La vida es sueño…

Clarín:
El filósofo era
un borracho barbón; ¡oh, quién le diera
más de mil bofetadas!
Quejárase después de muy bien dadas.
Mas ¿qué haremos, señora,
a pie, solos, perdidos y a esta hora
en un desierto monte,
cuando se parte el sol a otro horizonte?
“La vida es sueño” — Calderón de la Barca


Hace un par de meses me pasó algo interesante y fuera de lo común, por lo menos para mi: tuve un sueño muy vívido y me acordé detalladamente de él al despertarme. Cómo habrá sido la cosa que abrí los ojos a las tres de la mañana y sabiendo que para la hora de levantarme me olvidaría, me puse a escribirlo en una libreta que tengo cerca de la cama. Por algún motivo sé que el sueño es importante, no sé si para mi, pero lo es.
El sueño empieza con mi hermano y yo charlando en el balcón de un apartamento con vista a un río bastante ancho. Parecía un edificio de Montevideo y la ciudad se le parecía pero sabía que no estaba allí. Era otro lugar que no pude recordar. De pronto, una escuadrilla de aviones de caza sobrevuela por encima nuestro. Le digo a mi hermano que sólo están entrenando, como si fuera algo normal y corriente del lugar. Lo cual quiere decir que mi hermano estaba de visita y que no conocía mucho sobre el lugar pero yo sí. Sin embargo, los aviones repentinamente empiezan a disparar cohetes y metralla a algo en el horizonte, al otro lado del río. Se escuchaba fuertemente el ruido de los cazas y el disparo de la metralla encima de nuestras cabezas. A lo lejos, al otro lado del río puedo ver una refinería de petroleo. En ese momento, una de las torres quemadoras de gases, que son parte de toda refinería, emite una llama inmensamente larga, anaranjada y muy brillante, hacia la derecha; como si fuera un soplete gigantesco. Puedo escuchar el ruido de la llama a la distancia; un sonido similar a un tren acercándose. En unos momentos, como si la presión de los gases aumentara o como si hubiera un cambio incremental en la cantidad de oxígeno en su mezcla, la inmensa llama se torna azul y emite un sonido ensordecedoramente similar a una caldera dejando escapar vapor, un volumen de sonido que a pesar de la distancia con la refinería era algo increíblemente alto. El brillo de la llama se vuelve de un blanco enceguecedor y es imposible miralo de frente. Tengo que cubrir mis ojos y mirar entre los dedos.

(Esto fue escrito en Aug 8, 2005 @ 21:09 y nunca fue publicado hasta ahora)

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