2666, Nueve

Sobre identidad.

Ustedes se preguntarán: ¿por qué tanta perorata y reseñas del mentado libro de Bolaño? La respuesta es simple: porque Bolaño volcó todo lo que le quedaba en esta obra; porque es un monumento al género novelístico en español; porque así me gusta y me da la gana… Desafíos aparte, la reseña de hoy trata sobre el problema de identidad que tenemos todas las personas que nos sentimos diferentes en un ambiente donde se nos discrimina en base a color de piel, detalles faciales, acentos y origen. El que quiera comprar el espejismo de la supuesta igualdad, en el país del monumento a las “libertades civiles”, se va a encontrar aguantando un saco vacío o, en su defecto, lleno de mierda. Caveat emptor. Caveat lector.

Éste es el diálogo, un corte y luego la ponderación de Fate –que es una persona de color, estadounidense anglosajón, y con un español más que deficiente– sobre su identidad real:

–Tiene que pagar primero –dijo la mujer en español

–No entiendo –dijo Fate–, soy americano.

–Gracias señorita –dijo en español.

Después salió con su lata de cerveza y su hot-dog a la carretera. Mientras esperaba que pasaran tres camiones que iban de Santa Teresa a Arizona recordó lo que le había dicho a la cajera. Soy americano. ¿Por qué no dije soy afroamericano? ¿Porque estoy en el extranjero? ¿Pero puedo considerarme en el extranjero cuando, si quisiera, podría ahora mismo irme caminando, y no caminar demasiado, hasta mi país? ¿Eso significa que en algún lugar soy americano y en algún lugar soy afroamericano y en algún otro lugar, por pura lógica, soy nadie?

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.